Washington, 12 jun (PL) La ciudad estadounidense de Orlando honra hoy a las víctimas de la masacre ocurrida hace dos años en el club gay Pulse, mientras el país continúa sufriendo los efectos de tiroteos masivos y violencia armada.
El gobernador de Florida, Rick Scott, declaró este 12 de junio como Día del Recuerdo de Pulse, con el objetivo de rendir tributo a los fallecidos en la matanza, la cual conmovió a Estados Unidos y al mundo con su saldo de 49 muertos y 53 heridos.
Lo sucedido hace dos años en esa ciudad de Florida constituyó el mayor tiroteo masivo registrado hasta la fecha en el país, pero desde entonces la situación no ha cambiado en términos de la violencia causada por armas de fuego.
Poco más de un año después de los eventos en el Pulse, el 1 de octubre de 2017, el dolor volvió a estremecer a esta nación cuando un hombre llamado Stephen Paddock disparó contra un concierto de música country en la ciudad de Las Vegas, Nevada, y provocó la muerte de 59 personas, además de heridas a más de 500.
Esa masacre, la peor en la historia del país tanto en términos de víctimas mortales como de lesionados, fue seguida por el mayor tiroteo masivo reportado en Texas, el cual tuvo lugar el 5 de noviembre en la localidad Sutherland Springs, con saldo de 26 muertos y 24 heridos.
La tragedia volvió a golpear a Florida el 14 de febrero pasado, cuando un joven de 19 años realizó un ataque con un rifle de asalto AR-15 en la escuela secundaria de Marjory Stoneman Douglas de la ciudad Parkland, donde perdieron la vida 17 personas y 15 sufrieron lesiones.
Además, este martes, mientras familiares y amigos recuerdan a las víctimas del Pulse, Orlando llora también un nuevo hecho relacionado con la violencia armada, luego de que un hombre matara anoche a cuatro niños de uno a 11 años de edad antes de suicidarse.
Tales hechos son reflejo de una peligrosa realidad: en los 24 meses transcurridos desde la matanza en el Pulse, Estados Unidos registró unos 700 tiroteos masivos, definidos como un evento en el que hay cuatro o más víctimas.
Pero esos datos solo recogen una parte de la violencia armada en un país de 325 millones de habitantes, donde cifras conservadoras hablan de que existen más de 300 millones de armas de fuego en manos de la población, y varias fuentes consideran que el número es mucho más alto.
De acuerdo con los Centros para el Control y la Prevención de Enfermedades, cada día mueren como promedio 96 estadounidenses por hechos relacionados con esos artefactos, y dos tercios de los decesos corresponden a suicidios.
Un editorial sobre el tema publicado por The New York Times indicó que desde el 12 de junio de 2016, solo en las tres millas alrededor del Pulse ha habido al menos 87 tiroteos, cifra que sube a 392 en un radio de 15 millas.
A decir del diario, los asesinatos en masa atraen más atención porque son, por definición, muy horribles, y a menudo rompen festejos en clubes y festivales de música, o violan santuarios como escuelas secundarias o iglesias.
«Cada masacre incita a la búsqueda nacional de ánimos y reaviva los debates sobre la regulación de armas. En ningún otro país este tipo de violencia ocurre tan frecuentemente», advirtió el diario.
Pero, al mismo tiempo, el medio recordó que la mayor parte del daño causado por esos artefactos no provoca tal autoexamen en un contexto de violencia incesante y rutinaria.
Algo similar expresó este martes el periódico Orlando Weekly, al apuntar que mientras las víctimas de Pulse y Parkland nunca serán olvidadas, son los frecuentes tiroteos masivos, como el ocurrido anoche con los cuatro pequeños, «los que a menudo se pierden injustamente en los números».
«Hay muchos factores que contribuyen a la epidemia única de violencia con armas de nuestro país», agregó el medio antes de recordar que con solo el 4,4 por ciento de la población mundial, Estados Unidos posee el 42 por ciento de las armas del mundo.
Después de cada tiroteo masivo, y en especial tras el de Parkland, este territorio vive etapas de gran activismo a favor de un mayor control de esos artefactos y exigencias al Gobierno y los legisladores de medidas concretas en la materia.
En el caso particular de Florida, lo sucedido en la escuela secundaria llevó a una modesta lista de nuevas regulaciones estatales firmadas en marzo por Scott, las cuales incluyeron aumentar la edad mínima para comprar un arma de fuego a 21 años y ampliar a tres días el periodo de espera para una compra.
Poco después de promulgarse esas normas, la poderosa Asociación Nacional del Rifle presentó una demanda en su contra, al tiempo que se ha opuesto a otros reclamos de control de armas y mantiene su influencia sobre importantes políticos del país, fundamentalmente republicanos.
EE.UU. y la violencia armada, a dos años de la masacre del Pulse
Por Martha Andrés Román